viernes, 20 de marzo de 2015

Cuento reflexivo: La parábola del amor

- Conseguiré moldearte - dijo el hacha al trozo de hierro mientras descargaba toda su fuerza sobre él. Pero con cada golpe, era el hacha el que se iba haciendo muescas en el filo, que pronto quedó completamente inservible.

- Ya me encargo yo - dijo el serrucho. Pero el resultado fue el mismo que el del hacha.

- Apartaos de en medio, este trabajo es para mí - dijo el martillo, burlándose de sus compañeros. Sin embargo, el resultado fue el mismo.

Entonces, cuando parecía que nada podía moldear aquel trozo de metal, apareció una pequeña llama de fuego y les preguntó:

- ¿Me dejáis a mí intentarlo?

Las tres herramientas se miraron incrédulas y se echaron a reír. La llama no se echó para atrás, se acercó al trozo de metal, se abrazó a él y mientras el tiempo pasaba con aquel abrazo, lo fue amoldando poco a poco.

Del mismo modo, hay corazones duros capaces de resistir hachazos de ira, dientes de rabia y golpes de rechazo pero por más coraza que tenga, no puede resistirte al calor que produce un acto de amor.


Texto: Revista Pronto.

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